miércoles, 18 de enero de 2017

Beatriz y los cuerpos celestes

Beatriz es una joven madrileña que vive en Edimburgo desde hace cuatro años.
Tiene sus gustos y aficiones como cualquier persona normal. Pero sus emociones son solo suyas.
En estos cuatro años ha aprendido mucho, pues ha vivido y gracias a ello se ha descubierto.
Aún así, su mente vuelve a Madrid con mucha frecuencia. Sus amistades, sus aventuras y la manera de verlas en el día de hoy. Las observa desde la lejanía, como cuando miramos la luna y las estrellas por la noche, pero aún así esos recuerdos están más cerca que su propia realidad. La añoranza que siente hacia esa adolescencia, sobre todo hacia Mónica, hacen que viva de forma autómata, perfectamente integrada en la vida de los demás, pero sin pertenecer a la suya.
Cat y Ralph forman parte de esa realidad de paja en la que vive su cuerpo.
Mónica es tan real como lo son sus sueños y anhelo que siente por ella no desaparecerá hasta que vuelva.
Nos encontramos ante una novela bastante cortita y muy bien escrita, para mi gusto. En la que se tratan la sexualidad y las drogas en la juventud en ese Madrid pijo y destartalado de los años 90. Acompaña a lo largo de todo el libro una metáfora entre la vida y el universo bastante curiosa, aunque hay quien la pueda encontrar cursi, poco acertada o sobrante.

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