martes, 24 de diciembre de 2013

Aniversarios

Todos celebramos cumpleaños, bodas, bautizos y comuniones...también celebramos fiestas nacionales, la Navidad, la semana Santa, el día de San Valentín, el del SIDA,el día de la mujer trabajadora, el de la mujer maltratada, el del orgullo gay y muchas más fechas que ahora mismo no se me ocurren.
Pero ¿que hay de los divorcios y las separaciones? ¿No los celebramos? Puede que porque nos traigan recuerdos de momentos en los que éramos felices junto a una persona determinada, porque ya no estamos junto a ese ser y nos entristece. También puede ser que sintamos sentimientos rencorosos hacia esa persona y que por eso no queramos ni acordarnos de ella. Pero lo cierto es que si alguna vez hemos estado con esa persona y la hemos querido, donde antes había fuego puede que ahora solo queden cenizas, pero algo queda. Lo que cada uno haga con ellas es cosa suya. Podemos barrerlas y fingir que nunca ha pasado nada. Pero el CSI Miami de nuestro corazón descubriría que estamos intentando encubrir nuestros propios sentimientos, haciendo que estos se conviertan en verdugos de nuestras emociones. Suprimiéndolas hasta que ya no quede rastro de ellas. Pero el crimen perfecto no existe y siempre se acaba descubriendo quién es el asesino...y si no se llegase a descubrir, este mismo estaría suicidándose con pequeñas dosis de cicuta de esa conciencia intranquila que no lo deja descansar en paz.
Justo es lo que necesitamos cuando acabamos una relación: Paz.
No quiero decir que haya que celebrar un aniversario de despedida con ese ser querido al que ya no adoras como antes, que quizás odies o desees olvidar. Pero si por casualidad te acuerdas o te lo encuentras puedes celebrar que ya no estás a su lado y que eso no te ha impedido evolucionar como persona.
Dicen que del amor al odio solo hay un paso. Pues del orgullo a la paz hay la misma distancia.