miércoles, 25 de julio de 2012

El amor en tiempos del cólera III

Junio de 2012:
Ni frío, ni calor, solo insomnio. Leyendo La Ilíada en inglés para intentar conciliar el sueño. No era la lectura adecuada, pero no quería serle infiel a tanto griego y a tanto romano, pues su venganza podía llegar a ser mortal para mi consciencia. Dos manzanillas después, era hora de plantarle cara a la estantería. Necesitaba algo en español que no hubiese leído y que no enganchase, ya que la intención era volver a los guerreros al día siguiente. Debía elegir entre un tratado de lingüística general de Ferdinand de Saussure o Amor en los tiempos del cólera.

La segunda opción parecía la más acertada, ya que era impensable engancharse a semejante argumento.
El libro comienza con una muerte, otra cosa no era de esperar, pues nos encontrábamos frente a un dramón en toda regla. Pero no iba a ser el argumento, que vagamente recordaba, el que provocara la lectura compulsiva de las primeras 100 páginas. Las descripciones de los lugares y la jerga de la época empleada en los diálogos de los personajes hacen que podamos sentir la brisa del Caribe en nuestas propias carnes e incluso podamos escuchar a los micos y a los loros de entre la arboreda. Pese a las altas horas de la madrugada en la que nos encontrábamos leyendo esas páginas el sol abrasador parecía brillar más fuerte que a la hora de la siesta. Mientras nos adentramos en el río podemos incluso oler la pestilencia de los cuerpos putrefactos que flotan en sus aguas y ver cómo los cocodrilos dejan sus bocas abiertas para engañar a las preciosas mariposas que revolotean ajenas al cólera. En el Parque de los Evangelios escuchamos La Diosa Coronada del violín de Florentino Ariza. Lo contemplamos mientras lee poesías que de memoria se sabe. Fermina Daza finge tomar apuntes mientras contesta a una carta de amor como si de un telegrama se tratase. Vislumbramos incluso los movimientos de su trenza cuando corre y los detalles de su vestimenta. Para más inrri sentimos la tristeza que desprenden las rosas que Florentino Ariza, presa de su sentimiento de culpa, planta junto a la tumba de una de sus amantes. El olor de estas con el rocío de la mañana provocan un "efecto cebolla" irremediable.

El orgullo, los celos, las infidelidades, los amores no correspondidos, los matrimonios de conveniencia y las personas vacías tampoco podían faltar.
El autor escribe de una manera preciosa, poética pero sin rima lo que hace que no sea tan sobrecargada.
La cronología del libro no es fija: Cuenta la historia desde el final y luego va secuenciando la vida de los protagonistas y dando más detalles del carácter y de la situación de los personajes.
Así pues, aunque no estéis dispuestos a esperar cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches al amor de vuestra vida, estaremos deacuerdo que a esa edad o a cualquier otra el que no tiene memoria debe fabricarse una de papel (mi frase favorita del libro).



martes, 24 de julio de 2012

El amor en los tiempos del cólera II

Diciembre de 2009:
Viena, -20ºC, un frío que pela y que hasta las pestañas congela (literalmente).
Ese mismo limón hecho granizada se baja de un tranvía de la Guerra Fría para ir a la casa de su Tandem (un ser muy útil, imprescindible si quieres aprender alguna lengua). Era una de esas visitas semanales que se habían convertido en rutina desde octubre. Y, como el roce hace el cariño y la confianza da asco, pregunta el limón:
-¿Quieres que te traiga algo de Canarias cuando vuelva? (Pensando en un mojo, un paquete de gofio, unas ambrosías o unos chorizos de Teror).
-Sí, traeme un libro de amor que sea muy pero que muy romántico. Uno que me haga llorar.
En la que te has metido Lemon, pero si tú de eso no entiendes.

En la librería (Novelas de bolsillo).
Hay gente a la que se le da bien hacer regalos. No es el caso de Lemon. Además, regalar un libro que no ha leído va un poco en contra de sus principios. De pronto experimenta una especie de flashback al ver una portada. ¡Anda! Gabriel García Márquez. No recordaba la trama con exactitud: Un amor no correspondido debido al estatus social, un montón de amantes y un porrón de años esperando al ser amado. Era lo más parecido a algo que hubiese leído y tenía la certeza de que iba a ser más empalagoso que un Sacher-Torte (típico dulce vienés de chocolate más seco que una mojama) sin nata.

Enero de 2010:
495 páginas bien envueltas llegan a su destinataria. Era perfecto. ¿Qué podía fallar? Abre el paquete. Atenta a su cara, esperando una sonrisa: Es cierto, este ejemplar debería ir acompañado de un paquete de cleenex, pero tampoco es para poner esa cara mexcla entre desilusión y vergüenza.
-¿Qué pasa?.
-Ya lo tengo, lo siento. Encima en español, en alemán y en italiano.
Alguien se había adelantado. No quedaba más remedio. Tenía que traer otro. Esta vez nada de sorpresas. Lo primero es saber si tiene el libro. Así pues, Amor en los tiempos del cólera voló de nuevo para quedarse en la estantería cogiendo polvo.

 ¿Os ha pasado alguna vez algo similar?


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domingo, 15 de julio de 2012

El amor en los tiempos del cólera I

14 de febrero de 2008:
Hacía calor, pese a que era pleno invierno. Esa misma mañana la exótica playa de Arguineguín estaba llena de toallas y cuerpos que parecían espolvoreados con azúcar glass o que lucían un moreno esplendoroso, propio del mes de agosto. Todos ellos embutidos en minúsculos bañadores de colores chillones que hacían sangrar las pupilas. No era de extrañar, pues esos bustos, lejos de esbeltos, habían tenido poco tiempo para recuperarse de los excesos de las Navidades. Fueran o no delgadas, no podían faltar las gambas andantes que producían dolor con tan solo mirarlas. Pensar en la noche que iban a pasar estremecía al menos empático.

Por la tarde ya se podía andar por la calle sin quedar pegado cual chicle al los adoquines. Tocaba sesión de cine en el no tan exótico barrio de Vecindario. Un asiático nada maniático y un limón sin opinión coinciden en que la película es una escusa para comer palomitas. Y a falta de rubia que decidiese había una turca loca que abrió la boca para elegir el film que hoy toca: Uno con pinta de dramón al que acudirían solteronas del montón y las que no lo son. Una peli de "cortarte las venas", triste como ella sola. Toda una terapia de choque para quien pensase que su vida no podría ir a peor y acabar convencido de que uno vive en un cuento de hadas.

Dos párrafos después, he de confesar que el limón se quedó en estado cítrico casi en los anuncios. De vez en cuando recuperaba la consciencia y veía a Javier Bardem con alguna moza de buen ver con ropa del siglo XIX.  Para justificar la conducta poco respetuosa diré que tan solo tenía 18 años y el sentido del romanticismo menos desarrollado que un cáctus sin flores.
A día de hoy aún no he vuelto a ver la película, pero creo que merecería la pena pues hay un momento para cada película y una película para cada edad. ¿La habéis visto? ¿Pensáis que al volver a ver un film podemos apreciar detalles que se nos pasaron por alto en un principio o lo que ha sido así nunca cambiará? ¿Alguna vez habéis ido al cine "por ir" sin intención de ver nada en concreto o lo pensáis con detenimiento?

Continuará...

lunes, 9 de julio de 2012

Libros boomerang


Tomar una taza de té junto a la ventana mientras leemos un libro puede convertirse en un viaje en el tiempo. Ese marcapáginas casero con sus motivos dorados, que en su día te regaló cierta amiga, mantiene el libro abierto por la misma página desde hace horas. Una frase nos ha distraido y nos ha hecho levantar la vista al frente y mirar al vacío. En nuestra mente un torbellino de ideas nos hace divagar de forma vertiginosa, mientras, en la novela el tiempo se ha detenido y  la trama permanece congelada como si de un fotograma se tratase. Nos encontramos frente a nuestra propia historia.

Tal día como hoy hace años, puede que esa ventana no existiera, que el autor de esa novela no hubiese nacido o que aún no la hubiera escrito; incluso, puede que eso dé igual, pues nosotros por aquella época aún no dominábamos el arte de la lectura y de poco nos hubiese servido ese conjunto de ideas, expresadas mediante palabras enlazadas con sentimientos, esparcidas por las distintas páginas unidas entre sí. Pero si viajamos a un pasado más cercano y recordamos el día que ese libro llegó a nuestras manos, nos daremos cuenta de que el libro es un ente pasivo y que para venir debió que ser transportado por un tercero. Muchos libros acaban en la hoguera porque sus dueños recordaron quién los hubo regalado. Otros muchos quedan olvidados en estanterías llenas de polvo en vez de ser devueltos a sus dueños que anhelan releerlos.

Esos propietarios lejanos de esas obras sin miembros desearían que sus páginas se enrollaran entre sí y formaran un boomerang para poder escapar así de las garras de sus prestatarios y volver a los brazos de quién los echa de menos.
"Treue Sprunge", "Crónicas de Narnia", gramática inglesa, gramática alemana volved con mami que os extraña mucho.

viernes, 6 de julio de 2012

La tetería de las carpitas

Parque Doramas
Tal día como hoy a las dos de la mañana de una noche calurosa en la que hasta los dormidos permanecen despiertos, un limón daba vueltas en su frutero intentando conciliar el sueño. Cansado de no conseguirlo decidió hacer algo más productivo:
-Empezó a leer y a leer y a leer. Conseguía cansarse pero no dormirse. Cambió de actividad.
-"Es hora de mejorar mi gramática inglesa", pensó. Cinco temas después decidió dejarlo para el día siguiente (y hasta después de un mes no retomó su propósito).
-Eran las cuatro de la mañana ya. Por aburrimiento y la necesidad de calmar su intranquilidad con una actividad pasiva decidió encender el ordenador. No había nada nuevo en las páginas de chorradas que solía visitar. Ya lo había leído todo, incluso los artículos de una amiga suya que tenía un blog muy interesante. "Eso de tener un rinconcito tiene que estar bien para desahogarte sin vergüenza alguna (ACIERTO). Total, nadie te va a leer (ERROR).
En esa noche de desvelo se empezaron a colocar los primeros ladrillos de esta tetería que poco a poco ha ido creciendo (pese a la crisis). Curiosamente nunca se ha hablado de ningún tipo de té en concreto. Da la impresión de que la infusión solo sea una mera escusa para pasar un buen rato.
No obstante, después de 18 entradas, ha sido visitada 1764 veces y tiene 21 adictos al té afiliados. Todo esto en tan solo  
UN AÑO.


Así pues, muchas gracias:
-a los que pasáis de vez en cuando a tomar un té verde, rojo o negro.
-a los que entráis a leer el periódico sin dejar ni rastro.
-a los que comentáis y rellenáis los crucigramas.
-a mis adictos al té, ¡pobrecitos míos!
-y a los que echáis de comer a las carpitas :)


Las carpitas del blog se alimentan de visitas y de comentarios. En cambio, las del parque Doramas aprovecharon el pan que me sobró la semana pasada y están igual de contentas.

lunes, 2 de julio de 2012

¿Qué tipo de Sims eres?

 Cada día hay más misiones que confirman tu tipología Sims:

- Si las llaves que juegan al escondite contigo justo antes de salir de casa y que hacen que seas puntual en tu impuntualidad al llegar 5 minutos tarde a cualquier reunión que tengas a primera hora del día.
-Si hay  un nosequé que te despierta cada mañana 5 minutos antes de que suene el despertador.
-Si sientes la necesidad de tener una agenda en la que planear tu futuro. La vieja acaba el 1 de julio y te deja sin porvenir a partir del lunes y tines que hacerte con otra. Ya lo decía Gabriel García Márquez: "El que no tiene memoria tiene que hacerse una de papel".
-Si padeces la extraña necesidad de escribir las reuniones que tengas y los "to do" en ella, aunque después no la leas, pues a base de escribir tus quehaceres te los sabes de memoria. Pero al tacharlos te muestra que has tenido un día productivo. Como si de un ranking de premios se tratase:

-Piscina -->Hecho
-Cocheescuela--> Hecho.
-Biblioteca --> Hecho.
-Meterte con algún órgano público--> Hecho.
-Si no contenta con tus acciones fabricas listas/horarios por tema en los que te propones un reto: Una para la lectura en la que te comprometes a leer media hora al día (lo haces así porque si el libro te engancha sobrepasas el tiempo y si no lo hace no lees); tu lista de temas cuando estás estudiando algo, un horario de labores cuando quieres terminar alguna manualidad que tienes estancada desde hace mucho y así sucesivamente. Así subes de nivel en cada una de las áreas de especialidad.
-Después también tienes tus "rituales" de Sims: Limpiar justo antes de salir de casa para encontrartela limpia cuando vuelvas sin energía, poner la lavadora los viernes y planchar los domingos, hacer un foodtimetable para saber qué comprar los lunes de 10:30 a 11:00 y no perder tiempo pensando qué cocinar hoy, hacer tus 5 comidas al día.
-Aunque el Sims descrito pueda parecer un meticuloso asesino en serie, se trata simplemente de un Limón maniático que vive en un 5º sin ascensor porque no soporta las visitas sorpresa.

¿Y vosotros qué tipo de Sims sois?