domingo, 13 de noviembre de 2016

Inflexión

Dicen que la rutina hace que mueran las relaciones, que hacer "siempre lo mismo" rompe la magia, que lo bonito es sorprender cada día, que los detalles marcan la diferencia y que la monotonía destruye lo especial.
¿Pero qué ocurre cuando lo especial se convierte en monótono y echas de menos una bonita rutina?
De repente te despiertas por la mañana. Los pantalones te quedan grandes y la camisa también; el pelo lo tienes como una aulaga y las legañas aún pegadas.Ya no tienes sueño y te divierte despertar a quien aún duerme. Desayunar aunque no tengas ganas. Hacer pasatiempos y escuchar música mientras alguien intenta estudiar jeroglíficos del siglo XXI. "Cantas" en voz alta y haces que su tarea sea aún más difícil. Ya está terminada. Aunque una tarea no está acabada hasta que no es celebrada.
Das un paseo por las calles que ya conoces. Rememoras recuerdos: Unos duelen; otros, que también puede que hagan daño, te hacen sonreír. Sabes que la felicidad es efímera y eso te entristece.
Una taza de té pides. Ardiendo te la sirven. Las manos te calienta. Hasta que no te vas a marchar no te la bebes. Tus entrañas reconforta hasta que el placer desaparece.
Vuelves a las calles, vuelves a tu vida.


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