...despacito, para que lo entiendas aunque no lo compartas. Sí, tú, a tí te hablo. Al que en alguna ocasión me ha dicho:
-¿No tienes WhatsApp? ¿Por qué no te lo bajas? ES GRATIS.
-Sí, yo te mandé un mensaje por Facebook. Pero es que todavía no me has contestado.
-¿No tienes tele? ¿Y qué haces en tu casa? Yo te regalo una. ¿Que no la quieres? ¿Por qué?
-¿A ti no te da cosa vivir sola? Ojalá encuentres a alguien. O igual ya lo tienes y no nos has dicho nada. Ojalá sea así... No queremos que estés sola...
Señoras, señores, señoris, señoros, señorus y toda clase unicornios iridiscentes: Yo soy así. ¿Más rara que un perro verde? Puede. No lo descartes, aunque soy más de gatos.
Por cierto: no vivo sola. Soy la única humana de esta casa, pero estoy muy bien acompañada. Y si me quieres visitar, llámame, porque tampoco tengo timbre, ni planeo instalarlo. Ya oleré el humo si hay barbacoa cerca y tengo motivo de peso para salir de casa.
Tele no necesito. ¿Un trasto más que limpiar, que hace ruido y encima gasta electricidad? Tú flipas. Tengo cosas mucho mejores que hacer. Pero gracias de todas formas.
No me gustan las interrupciones y valoro mucho el silencio. Por eso no tengo las notificaciones activadas y no necesito más programas de mensajería. Yo decido cuándo revisar los mensajes.
-Pero mi ciela, así te vas a quedar SOLA. ¿Tú no piensas echarte pareja nunca? ¿Un novio o algo?¿Formar una familia al menos? No sé, chica...
A mí me da que tienes el oído selectivo o algo. Me gusta estar sola y en silencio, Mari. Igual un día me caso y todo. Eso sí, veo más plausible que cada uno esté en su casa y se visite previo aviso, a lo Woody Allen. Pero dudo que por ello me deje de gustar estar sola y en silencio.